Por: José de la Rosa, Teresa Angulo, Jesús
Elena Burgos, Miguel Cozatl, Flor Elías troy, Teresa Fernández,
Leticia Gajón, Héctor Galindo, Haroldo González, Irania
Guerrero, Laura Hernández, Ma. Beatriz Ibarra, Ma. Guadalupe López.
La primer razón consiste en que su contratación es vista como un gasto innecesario, debido que su función y los gastos que implican su contratación no aportan valor real, tangible y directo al producto principal, por esta razón, los beneficios monetarios que aporta este profesional son considerados dentro de la empresa como aportes marginales y de poca valía.
Así mismo, debido a que la administración del recurso financiero dentro de la mayoría de las empresas (Micro y pequeñas) es considerada como una actividad de uso exclusivo y privativa del dueño de la organización, esta situación obedece a que los empresarios desconfían del manejo que le puedan dar sus recursos financieros cualquier profesional o de personas ajenas a la organización empresarial.
La tercera consiste en que el empresario desconoce las funciones, potencialidades y beneficios que puede realizar el administrador financiero dentro de su empresa; esto tiene su origen en la actitud del propio administrador financiero, el cual no sé a preocupado por dar a conocer su capacidad, importancia y valía para la empresas, es decir, no demuestra en términos cuantitativos y cualitativos el beneficio real que reportaría su actividad dentro de la empresa.
De igual forma esta situación es debida a que este tipo de profesionales cuando han sido requeridos por las empresas han demostrado ser poco creativos e innovadores, es decir, que la mayoría estos profesionales solo efectúan su actividad en los términos y condiciones que los propios empresarios les sugieren, esta falta de valía, ausencia de creatividad, iniciativa y gran pasividad responden al hecho de que los conocimientos que poseen sobre esta materia son generalmente endebles o no han sido actualizados.
Otra razón es debida a que sus funciones son realizadas o cubiertas generalmente por otros profesionales, como lo son contadores, contadores financieros, actuarios, financieros, administradores general, entre otros. La causa de esta situación tiene su origen en la idea generalizada que sostienen los empresarios de que contabilidad y las finanzas son la misma cosa y por ende que las tareas propias de la administración financiera pueden ser realizadas por cualquiera de estos profesionistas ( contadores o por financieros) o indistintamente por cualquier otro profesional .
La sexta razón se debe a que el empresario no le da importancia y reconocimiento que merece la labor que realiza el administrador financiero para la consecución de los objetivos de la organización, ya que lo ve como una función aislada, de apoyo y secundaria, es decir, que su función se deriva de lo establecido en los planes, programas, presupuestos y proyectos correspondientes, motivo por el cual su labor es vista solo como una actividad de seguimiento, supervisión y dotación pasiva de recursos a las actividades previamente seleccionadas.
También puede considerarse como una razón el hecho de que su función es considerada como una actividad técnica de poca importancia y que no requiere de los servicios de un profesional, ello debido a que se sostiene la idea de que se administra solo lo programado.
Asimismo, debido a que los servicios que ofrece un administrador financiero son altamente especializados, argumento contrario a lo expresado en el punto 7, y por tal motivo son considerados como servicios profesionales de costo excesivos e inalcanzables para la organización.
La novena razón es debida a que el empresario cree que en
la organización no se requieren de sus servicios.
La décima y última es debido a que tanto las instituciones
de educación que generan este tipo de profesionales, como los profesionales
mismos, no promueven a este tipo de especialistas, es decir, no legitiman
este campo de trabajo como opciones laboral, productivamente viables.